domingo, 6 de enero de 2013

"Tiempos de memoria"

Por José Ángel Cilleruelo

Crítica a Fugitiva ciudad, de Manuel Rico / Hiperion. Madrid, 2012
  
Calle de Frankfurt, una de las urbes de Fugitiva ciudad
Una vez más, incluso con algún matiz desconocido, un nuevo libro de Manuel Rico contribuye a deslindar, a contracorriente, los rasgos temáticos que constituyen un universo personal de las marcas de género literario que le acompañan. Esta tradición esencialmente literaria, que sitúa el género en un lugar secundario, prevaleció en el arranque de la modernidad literaria hispánica —Bécquer, Unamuno, Valle Inclán o Lorca—, con un feraz cultivo simultáneo de diversos géneros, pero se ha ido diluyendo en distintas tradiciones —la poética, la narrativa o la dramática— que cada día cavan zanjas de desconocimiento más hondas unas hacia las otras. La obra de Manuel Rico solo puede leerse, en su conjunto, como una heredera privilegiada de aquella tradición literaria en la que el escritor anhelaba crear un mundo y un estilo para conjugarlo en todas las formas literarias existentes. Que hoy tantos escritores aspiren a escribir exclusivamente en clave de novela tal vez sea una más de las muchas pérdidas que la literatura padece.
Hay, pues, en Fugitiva ciudad (Hiperión, Madrid, 2012) el mismo paisaje que comparten sus novelas y poemas, a veces con nombre propio —Ciudad Lineal o la Sierra Norte de Madrid—, otras con sus genéricos —las afueras, la periferia—, el retrato de la misma época —los años cincuenta, sesenta, setenta… hasta el presente— e idénticos motivos recurrentes, al mismo tiempo poéticos y narrativos, que alcanzan en Rico ya el valor de símbolos: la tarde de los domingos, el invierno, la madre, la bufanda o los pantalones de pana, el amor torpe y la huelga de tranvías. Uno de los puntales que sostienen este consolidado universo literario —narrativo, poético, pero también reflexivo, si uno observa los autores y temas sobre los que ha preferido hablar como crítico literario— es la memoria, que en su caso entrevera siempre lo colectivo, lo generacional y lo personal. Sin duda es el tema dominante en todas sus obras, pero en cada una de ellas se presenta de una manera peculiar. Si algunos títulos poéticos anteriores habían tratado de ensanchar la memoria generacional, como Donde nunca hubo ángeles (2003), el presente Fugitiva ciudad busca interpretar la memoria como una melodía. Al igual que un compositor escribe su sinfonía con diferentes movimientos donde combina tempo y carácter, se podría decir, de una forma connotativa, que también Rico escribe sobre los mismos motivos, pero en diferentes tempos.
 
El libro empieza como acostumbra —en un poema preludio—, con el halo simbólico de sus libros anteriores (“El viento se deshace / en la orfandad sin tiempo que vive el sustantivo”), e inmediatamente la primera sección —“De los barrios inciertos”— arranca en un tempo andante que reúne los motivos esenciales de su memoria (los domingos, el invierno, la periferia…) ordenados en relación a un contrapunto: la llegada del siglo xxi. Alguna vez como lejano horizonte que ajustaba el presente (“en la era / de todos los octubres, era el veintiuno / un siglo imposible”), las más como un nuevo motivo de un viejo tema de Rico, el paso del tiempo: “sabes que el siglo / tiembla en ellos [los jóvenes]” o “amigos cincuentones en este siglo raro”.
La segunda parte, “Días en ti con música de fondo”, con similares motivos se presenta como una pieza casi musical. Un perfecto adagio. Un segundo movimiento, breve, lento, concentrado, donde los motivos se desgranan con una poeticidad que transforma los rasgos narrativos de una época en emoción pura. Así evoca, por ejemplo, el tiempo de las reuniones políticas, literarias, civiles: “La voz bebida, la voz acariciada, la voz / llorada. / El ronco terciopelo / de aquellas noches / que nunca terminaba, o el pronombre nosotros / y la niebla y el frío y los bolsillos / vacíos…”. Una escena que Rico ha escrito en multitud de ocasiones, ahora interpretada en un tempo diferente, casi un adagio.
“Más allá de las patrias”, tercera parte, que bien podría lucir la mención de allegro, encierra la variante temática del libro, que se podría enunciar así: la función de la memoria no se agota en su valor retrospectivo de comprensión de la historia —colectiva, generacional o personal—, sino que es una herramienta indispensable  para la comprensión del tiempo presente y futuro, y también del espacio recién conocido, ajeno a la propia memoria. Manuel Rico lo expresa con mayor precisión y menos palabras en dos versos de estremecedora lucidez: “La certeza futura anida / en las verdades de la memoria”. Toda esta sección escenifica el proceso por el cual la memoria se convierte en el alfabeto que deletrea las realidades recién conocidas. Así, por ejemplo, el poema “Praderas imposibles” parte de una visión genérica de una urbe moderna contemplada en papel cuché: “dentro de las ciudades hechas fotografía / en lujosos volúmenes de venta limitada”. Inmediatamente la imagen desconocida apela a la memoria del sujeto, cuyo imaginario no se hace esperar: “Viven allí las costureras residuales…” y a partir de esta estampa de su tiempo se comprende también lo invisible en el tiempo desconocido.
La cuarta parte, “Formentor, medio siglo, 1959-2009”, comparte con la tercera la voluntad de ofrecer otra variante temática, aunque ahora con un ritmo más lento, acaso un larghetto. Se cuestiona esta sección la existencia de una memoria asimilada e interiorizada, aunque ajena a la experiencia, incluso por razones cronológicas. Se trata de la memoria cultural, aquella que convierte en vividos momentos para los que se nació tarde. Es esta una reflexión poética que está, por cierto, en el epicentro de su generación. El libro se cierra con el tempo agitado, un presto, de los encabalgamientos y las rimas de una pequeña colección de sonetos clásicos, donde Rico conjuga sus motivos habituales en una forma inédita en su obra, ahormada siempre en el verso libre y blanco.

Fugitiva ciudad / Manuel Rico / Madrid, Hiperión, 2012

En revista NAYAGUA / Enero de 2013 / Número 18 Especial