El pasado 18 de junio, en el suplemento cultural de El Norte de Castilla, La sombra del ciprés, Luis Eduardo Siles publicó la crítica que abajo se reproduce sobre Un extraño viajero.
Un extraño viajero supone una reivindicación
de la memoria histórica. Pero el libro es mucho más. Se trata de una sensacional
historia de amor, de una novela sostenida con un pulso narrativo impecable, que
tiene en la intriga, en el suspense, uno de sus principales soportes. Lucía
Olmedo, la protagonista, arrastra la soledad de sus años de divorcio del entorno
en el que vive, un pueblo perdido en la Sierra de Madrid en el que regenta un
hotel rural, La Casona.
El autor describe a Lucia según las características que
«en tantas películas y novelas» se llama «una mujer madura», pero ese rasguño
del tiempo «quedaba atenuado por el brillo de sus pupilas, siempre vivas y
penetrantes, y por un cuerpo de formas todavía firmes y según decían sus amigas
y algún amigo residente en Brezo, apetecible». Una noche de invierno, entre
semana, con el hotel deshabitado, llega Salto Hamzik. un serbio indocumentado y
agotado, como venido de otro tiempo, que despierta en Lucia una sensación contradictoria
de desconfianza y deseo, está a punto de avisar a la Guardia Civil, pero
finalmente confía en él porque parecía un hombre cansado, perdido, incapaz de
hacerle daño a nadie». Tras algunos días de estancia del hombre en La Casona
vivirán una noche de pasión y sexo que cambiará radicalmente la vida de Lucía.
Pero Salko desaparece esa mañana. Deja un resguardo para recoger un carrete
de fotografías. Y a partir de ahí, las preocupaciones por la marcha del hotel,
que constituían la única ocupación en la vida de la protagonista, pasan a un
segundo plano, porque ella se lanza a una obsesiva indagación sobre oscuros
elementos del pasado de la comarca, marcados por el azote de la dictadura, e incluso
tendrá la sensación, y la vivirá intensamente, de haber irrumpido en «dimensiones
desconocidas».
Manuel Rico construye en Un extraño viajero una novela que une el amor y el suspense con una investigación del pasado
Lucía investiga por amor, incluso con cierto fastidio a veces, pero los pasos que da resultarán decisivos para que la opinión pública conozca, sobre todo a través de una exposición fotográfica, los excesos que la dictadura cometió en la comarca. La presa la construyeron los perdedores de la guerra. Las fotos que dejó el extranjero reflejaban «rostros delgados, famélicos. Cuerpos casi perdidos en ropas que a Lucia le parecieron desmesuradas. Duros primeros planos de seres anónimos de rasgos como esculpidos con cortafríos sobre una piedra imaginaria. Ojos entre el asombro y el abatimiento. Sombras de árboles desnudos, esqueletos de oscuridad sobre un fondo demasiado claro, sombras humanas caminando en fila, sombras». Lucia descubre, a través de las personas con las que habla durante su investigación, la similitud entre determinadas actuaciones que se dieron durante la dictadura y las que se practicaron en los campos de concentración nazis: «Hubo una cámara que estuvo aquí y trabajó de incógnito para acumular pruebas de que había una relación muy directa entre determinadas prácticas del franquismo y las que se dieron en los campos nazis». En Un extraño viajero hay, pues, una historia de amor, una profundización en la memoria histórica, y todo ello está envuelto en una atmósfera de suspense, pero se trata sobre todo de un libro magníficamente escrito, que transmite constantemente el placer de leer. Ha obtenido el IX Premio de Logroño de Novela. Manuel Rico (Madrid, 1952) es un consumado crítico literario. un reconocido poeta, y ha publicado varias novelas, como la colosal La mujer muerta. Un extraño viajero, cuya acción transcurre entre los años 2005 y 2006, en los que se impulsó la memoria histórica, está lleno de referencias literarias. Lucia está leyendo -y avanza muy lentamente entre tantos avatares en su vida— Matar a un ruiseñor, pero también se habla de Philip Roth, de Robert Walser o de Max Frisch entre otros muchos. Es una novela que transpira sentimientos, pero no hay ningún personaje negativo: lo malo son las zonas oscuras del pasado de este país. Tiene buenas intenciones. Francisco Umbral vino a decir que de los buenos sentimientos nunca salo una buena novela. Este caso supone una excepción a esa premisa umbraliana. Un extraño viajero es una buena novela.
Publicado en El Norte de Castilla el 18 de junio de 2016.